Farmacocinética y Farmacodinámica

Guía Resumen de Farmacología: Farmacocinética y Farmacodinámica

En el mundo de la medicina moderna, para maximizar los beneficios y minimizar los efectos adversos de un tratamiento, es crucial entender la farmacocinética (dosis-concentración) y la farmacodinámica (concentración-efecto). La farmacocinética determina la rapidez y duración del fármaco en el órgano objetivo, mientras que la farmacodinámica establece la magnitud del efecto y la sensibilidad a una concentración específica. Este conocimiento permite personalizar el tratamiento según las características individuales del paciente, optimizando los resultados terapéuticos y reduciendo la toxicidad.

Farmacocinética: Más Allá de la Dosis Estándar

La “dosis estándar” de un medicamento, basada en promedios de individuos sanos, no siempre se ajusta a cada paciente debido a variaciones fisiológicas y patológicas. Esto es especialmente cierto en casos como el desarrollo infantil o enfermedades como la insuficiencia cardíaca o renal. Estas diferencias cruciales requieren ajustes en la dosis para optimizar la eliminación y distribución del fármaco en el cuerpo, enfatizando la importancia de personalizar el tratamiento farmacológico.

Explorando el Volumen de Distribución

El volumen de distribución (V), definido como la cantidad de fármaco en el cuerpo dividido por su concentración (C), es un concepto clave en farmacología que a menudo desafía la lógica de los volúmenes físicos del cuerpo. Este volumen puede variar significativamente en diferentes medicamentos. Por ejemplo, fármacos como la digoxina o la cloroquina pueden exhibir un volumen de distribución superior al volumen total del cuerpo, reflejando su distribución desigual en tejidos y en el sistema vascular. Los medicamentos con altos volúmenes de distribución tienden a acumularse en tejidos extravasculares, mientras que aquellos con volúmenes más bajos se restringen principalmente al compartimiento vascular.

Comprendiendo la Eliminación de Fármacos: Un Proceso Multifacético

La eliminación de fármacos es un proceso complejo y esencial en farmacología, a menudo comparable a la eliminación renal. Se calcula como la velocidad de eliminación (CL) dividida por la concentración del fármaco (C). Este proceso no se limita a un solo órgano; involucra múltiples sistemas como los riñones, el hígado y los pulmones. La eliminación total de un fármaco es la suma de las eliminaciones llevadas a cabo por cada uno de estos órganos.

En términos de eliminación específica, los riñones juegan un papel crucial al excretar el fármaco directamente en la orina. Por otro lado, el hígado se encarga de transformar el fármaco en metabolitos a través de procesos de biotransformación. En general, la eliminación de fármacos sigue una cinética de primer orden, lo que significa que la velocidad de eliminación es proporcional a la concentración del fármaco en el cuerpo. Un método clave para medir la eliminación es el uso del área bajo la curva (AUC) en el perfil tiempo-concentración después de una dosis.

Eliminación Limitada por Capacidad

Algunos fármacos, como el difenilhidantoinato y el etanol, presentan una característica única en su proceso de eliminación conocida como eliminación limitada por la capacidad. Este fenómeno, también llamado eliminación de orden mixto o cinética de Michaelis-Menten, ocurre cuando las vías de eliminación del fármaco se saturan al alcanzar altas concentraciones en el organismo.

La dinámica de este tipo de eliminación sigue la fórmula: Velocidad de eliminación = Vmáx x C / (Km + C). Aquí, Vmáx representa la capacidad máxima de eliminación del organismo, y Km es la concentración del fármaco en la cual la velocidad de eliminación es el 50% de Vmáx. Interesantemente, a concentraciones elevadas, la velocidad de eliminación se vuelve casi independiente de la concentración del fármaco, un estado conocido como eliminación de “seudoorden cero”. En situaciones donde la velocidad a la que se administra el fármaco supera su capacidad de eliminación, la concentración del mismo en el cuerpo continúa incrementándose, dificultando alcanzar un estado de equilibrio. Por esta razón, en tales casos, el área bajo la curva (AUC) no es un indicador adecuado para representar la eliminación del fármaco.

Eliminación Dependiente de Flujo

En contraste con la eliminación limitada por capacidad, existe un proceso conocido como eliminación dependiente del flujo que afecta a ciertos fármacos. En este mecanismo, el órgano responsable de la eliminación, como el hígado o los riñones, logra extraer la mayor parte del fármaco de la sangre en su primer contacto, independientemente de la concentración del mismo.

Este tipo de depuración está significativamente influenciada por el flujo sanguíneo hacia el órgano. Los fármacos clasificados como de “alta extracción” son ejemplos típicos de este fenómeno, donde se extraen casi completamente de la sangre durante su primer paso por el órgano. Sin embargo, es importante tener en cuenta que factores como la unión a proteínas plasmáticas y la distribución en células sanguíneas también juegan un papel crucial en la eficiencia de extracción de estos fármacos.

Semivida de los Fármacos: Un Factor Determinante

La semivida (t½) de un fármaco, definida como el tiempo necesario para que su concentración se reduzca a la mitad en el organismo, es un parámetro esencial en farmacología. Se calcula mediante la fórmula t½ = 0.7 x V / CL, donde V representa el volumen de distribución y CL la eliminación. Esta medida es crucial para diseñar regímenes de dosificación efectivos y seguros.

La relevancia de la semivida va más allá de una simple cifra; se ve influenciada por diversas condiciones patológicas. Por ejemplo, en casos de insuficiencia renal, tanto la eliminación del fármaco como su volumen de distribución pueden verse alterados, modificando así su semivida. Esta variabilidad tiene implicaciones directas en la frecuencia con la que se debe administrar el medicamento para mantener su efectividad y minimizar los riesgos.

Además, la comprensión de la semivida es fundamental para prevenir la acumulación de fármacos en el cuerpo, especialmente cuando el intervalo entre dosis es menor a cuatro semividas. El factor de acumulación, calculado como 1 / (1 – Fracción restante), es una herramienta clave para evaluar cómo se modifica la concentración del medicamento en el organismo con dosis repetidas, permitiendo así ajustar las dosis para mantener niveles óptimos en el estado de equilibrio.

Biodisponibilidad

La biodisponibilidad es la fracción de un fármaco que llega sin cambios a la circulación sistémica después de su administración. Se mide con el área bajo la curva de concentración sanguínea-tiempo, relacionada proporcionalmente con la biodisponibilidad, asumiendo una eliminación de primer orden. La biodisponibilidad es del 100% para dosis intravenosas, pero puede ser menor en la administración oral debido a la absorción incompleta en el intestino y la eliminación de primer paso en el hígado.

Grados de Absorción

La absorción oral de medicamentos presenta desafíos únicos, y no siempre garantiza una absorción completa. Por ejemplo, en el caso de la digoxina administrada oralmente, solo aproximadamente el 70% alcanza la circulación sistémica, a menudo debido a una absorción intestinal incompleta. La biodisponibilidad de un fármaco por esta vía puede verse afectada por su naturaleza hidrofílica o lipofílica, lo que influye en su capacidad para atravesar las membranas celulares. Factores adicionales como la glucoproteína P también juegan un papel importante en la absorción, donde su inhibición, como puede ocurrir con el consumo de jugo de pomelo (toronja), puede aumentar la absorción de ciertos medicamentos.

Eliminación de Primer Paso

Después de la absorción intestinal, el fármaco pasa al hígado, donde puede ser metabolizado o excretado en la bilis, reduciendo así su biodisponibilidad, un proceso conocido como eliminación de primer paso. El índice de extracción (ER), clave en este proceso, se calcula dividiendo la eliminación hepática (CLhepática) por el flujo sanguíneo hepático (Q). La biodisponibilidad sistémica (F) depende del grado de absorción (f) y de ER. Por ejemplo, a pesar de la alta absorción de la morfina (f = 1), su alta extracción hepática resulta en una biodisponibilidad del 33%.

Tasa de Absorción

La tasa de absorción de un fármaco, diferente de la cantidad absorbida, varía según el sitio de administración y la formulación del fármaco. Diferentes formas de dosificación pueden lograr concentraciones sanguíneas similares a distintas velocidades. Esto es especialmente importante en fármacos de dosis única, donde algunas formulaciones alcanzan y mantienen la concentración deseada más eficazmente. En tratamientos con múltiples dosis, las variaciones en la dosificación afectan las concentraciones sanguíneas máximas y mínimas. La absorción puede ser de “orden cero”, dependiendo del vaciamiento gástrico o de la liberación controlada del fármaco, o de “primer orden”, cuando la tasa de absorción es proporcional a la concentración del fármaco en los líquidos gastrointestinales.

Índice de Extracción y Efecto de Primer Paso

La biodisponibilidad no afecta la eliminación sistémica de un fármaco, pero la eliminación puede impactar significativamente la biodisponibilidad a través del índice de extracción. Dosis orales más altas pueden lograr concentraciones sanguíneas similares a las intravenosas, pero con mayores concentraciones de metabolitos, como en el caso de la lidocaína y el verapamilo, usados en arritmias cardiacas con biodisponibilidad menor al 40%. La variabilidad en la biodisponibilidad de fármacos con alta extracción hepática se debe a diferencias en la función hepática y el flujo sanguíneo. En condiciones como la cirrosis hepática, la biodisponibilidad de estos fármacos aumenta, mientras que en fármacos con baja extracción hepática, como la clorpropamida y el diazepam, el impacto es menor.

Vías de administración alternativas y efecto de primer paso

En medicina, se utilizan diversas vías de administración por varias razones: comodidad (oral), para concentrar el fármaco en el sitio de acción y reducirlo en otros lugares (tópica), prolongar la absorción (transdérmica) o evitar el efecto de primer paso hepático. Las tabletas sublinguales y las preparaciones transdérmicas pueden eludir significativamente el efecto de primer paso, ya que permiten que el fármaco acceda directamente a las venas sistémicas, evitando el paso por el hígado. Las vías transdérmicas también ofrecen esta ventaja. Los fármacos administrados vía supositorios rectales se absorben principalmente a través de venas que desembocan en la vena cava inferior, evitando así el hígado, aunque hay una posibilidad de desplazamiento hacia regiones donde las venas conducen al hígado, por lo que se estima que solo alrededor del 50% de una dosis rectal evita el hígado. La administración por inhalación también sortea el efecto de primer paso hepático, aunque los pulmones pueden actuar como un sitio de primer paso debido a la excreción y metabolismo potencial de los fármacos no administrados por vía digestiva.

Curso Temporal del Efecto Farmacológico

Efectos Inmediatos

Los efectos farmacológicos no tienen una relación lineal con las concentraciones plasmáticas, lo que significa que no siempre varían proporcionalmente con la concentración del fármaco. Por ejemplo, en el enalaprilo, un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (ACE), la inhibición de la ACE se mantiene relativamente constante incluso cuando la concentración plasmática cambia, ya que suele estar por encima de la C50. La respuesta del fármaco es lineal al tiempo solo cuando las concentraciones están cerca de la C50, disminuyendo aproximadamente un 15% por semivida. A concentraciones más bajas, el efecto se alinea más estrechamente con la concentración, siguiendo un patrón exponencial. La “semivida del efecto farmacológico” es un concepto útil solo cuando la concentración del fármaco es mucho menor que la C50.

Efectos Tardíos

Los efectos farmacológicos no siempre se manifiestan inmediatamente tras el cambio en la concentración plasmática del fármaco. Este retraso puede deberse a la distribución del fármaco desde el plasma al sitio de acción, lo cual es común en la mayoría de los medicamentos. Este fenómeno farmacocinético puede causar retrasos de unos minutos, como en el caso de fármacos activos en el sistema nervioso central (SNC) administrados por vía intravenosa, como el tiopental.

Sin embargo, los retrasos más prolongados en los efectos, que pueden durar horas o incluso días, suelen deberse a la lenta sustitución de sustancias fisiológicas implicadas en el efecto farmacológico. Un ejemplo claro es la warfarina, un anticoagulante que inhibe la epoxidasa de vitamina K en el hígado. Aunque esta acción ocurre rápidamente y está estrechamente vinculada a las concentraciones plasmáticas de warfarina, el efecto clínico, como se observa en la razón internacional normalizada (INR), depende de la disminución de los factores de coagulación del complejo protrombina. La inhibición de la epoxidasa reduce la síntesis de estos factores, pero debido a su larga semivida (aproximadamente 14 horas), este tiempo determina cuánto tardan los niveles de factores de coagulación en estabilizarse y cuánto tiempo se necesita para que el efecto farmacológico refleje la concentración promedio de warfarina en plasma.

Efectos Acumulativos

Los efectos farmacológicos de algunos medicamentos, como la toxicidad renal de los aminoglucósidos (ejemplo, gentamicina), están más relacionados con la acumulación a largo plazo que con efectos rápidos y reversibles. En estos casos, la administración intermitente es menos tóxica que la continua, debido a la menor acumulación en la corteza renal. De manera similar, los fármacos anticancerígenos actúan a través de una acumulación irreversible en el ADN, y su efectividad depende de la exposición acumulativa, medida por parámetros como el AUC, para personalizar el tratamiento.

Variables Farmacocinéticas

Absorción

La cantidad de fármaco que entra al cuerpo se ve afectada por la adherencia del paciente al régimen prescrito y por la velocidad y cantidad de transferencia del fármaco desde el sitio de administración a la sangre. Las desviaciones de la dosis prescrita, ya sean excesivas o insuficientes, suelen estar vinculadas a la falta de adherencia terapéutica y pueden identificarse mediante mediciones de concentración. Si el paciente cumple adecuadamente con el tratamiento, las anomalías en la absorción intestinal podrían explicar las concentraciones bajas del fármaco. Las variaciones en la biodisponibilidad raramente son causadas por inconsistencias en la formulación del fármaco; más bien, suelen estar relacionadas con el metabolismo durante la absorción.

Eliminación

La eliminación anormal de fármacos se asocia a menudo con daños significativos en los riñones, hígado o corazón. La depuración de creatinina es un indicador efectivo de la función renal. En algunos casos, la eliminación farmacológica puede ser un mejor indicador de las consecuencias funcionales de insuficiencias cardiacas, renales o hepáticas que los síntomas clínicos o pruebas de laboratorio. Por ejemplo, la medición de la eliminación de antibióticos aminoglucósidos puede reflejar los cambios en la función renal más precisamente que la creatinina sérica.

La enfermedad hepática puede reducir la eliminación y alargar la semivida de muchos fármacos, pero no siempre afecta la eliminación hepática intrínseca. A pesar de la variabilidad en la eliminación de fármacos metabolizados por el hígado, actualmente no existe un marcador confiable similar a la depuración de creatinina para predecir cambios en la eliminación hepática.

Volumen de Distribución

El volumen de distribución de un fármaco se determina por el equilibrio entre su unión a los tejidos y a las proteínas plasmáticas. La unión a los tejidos disminuye la concentración plasmática y aumenta el volumen aparente, mientras que la unión a proteínas plasmáticas tiene el efecto contrario. Cambios en esta unión pueden alterar el volumen de distribución. Por ejemplo, las personas mayores, con menos masa muscular, suelen tener un menor volumen de distribución aparente de fármacos como la digoxina, que se une a proteínas musculares. En pacientes obesos, el volumen de distribución puede ser sobreestimado si el fármaco no penetra en tejidos adiposos. Un fármaco como la teofilina tiene un volumen de distribución similar al del agua corporal total, que es proporcional incluso en pacientes obesos. Además, la acumulación anormal de líquido en el cuerpo, como el edema, puede incrementar significativamente el volumen de distribución de fármacos hidrofílicos con volúmenes de distribución pequeños, como la gentamicina.

Semivida

Comprender la diferencia entre eliminación y semivida es crucial para entender cómo las enfermedades afectan la disposición de un fármaco. Por ejemplo, la semivida del diazepam se incrementa con la edad. Sin embargo, se ha observado que la eliminación del diazepam no varía significativamente con la edad. Este aumento en la semivida del diazepam se debe a cambios en el volumen de distribución asociados al envejecimiento, mientras que los procesos metabólicos de eliminación permanecen relativamente constantes.

Variables Farmacodinámicas

Efecto Máximo

En farmacodinámica, todas las respuestas a medicamentos tienen un límite superior conocido como efecto máximo (Emáx). Más allá de cierta concentración farmacológica, no se observa un incremento adicional en la respuesta. Cuando el aumento de la dosis en un paciente no produce una mejora clínica adicional, es probable que se haya alcanzado el Emáx. Reconocer este límite es crucial para evitar aumentos de dosis innecesarios que podrían llevar a toxicidad.

Sensibilidad

La sensibilidad de los órganos a un fármaco se determina por la C50, la concentración necesaria para alcanzar el 50% del efecto máximo. Una sensibilidad reducida se detecta cuando hay una respuesta terapéutica menor a pesar de concentraciones farmacológicas adecuadas. Esto puede ser debido a trastornos fisiológicos, como la hiperpotasemia que reduce la respuesta a la digoxina, o a interacciones farmacológicas, como el efecto de los antagonistas de los canales de calcio en la respuesta a la digoxina. Por otro lado, un aumento en la sensibilidad se manifiesta por respuestas exageradas a dosis bajas o moderadas, y puede confirmarse midiendo concentraciones farmacológicas bajas en relación al efecto observado.


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